Utiliza un cepillo de cerdas o un paño limpio para remover el polvo o la suciedad.
Aplica betún al menos una vez al mes (y con mayor frecuencia si usas los zapatos a diario) para proteger el cuero del agua, reavivar su color y darle un lustre limpio.
Cuando la piel comience a verse seca y se formen grietas, emplea un acondicionador de cuero para restaurar su humedad natural en profundidad. Esto también puede prevenirse aplicando la crema con mayor regularidad.
Cuando guardes tus zapatos, coloca la horma dentro para que absorba la humedad diaria del interior y preserve la forma del calzado a medida que pasa el tiempo.